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Ayer a las 18,30 quedó inaugurado el mural que cubre la totalidad del exterior de la sede de la Asociación Musical Gualeguaychú, con sus frentes sobre calles Rivadavia y Primera Junta. Hasta los últimos minutos, el grupo de artistas jóvenes que tuvo a cargo la tarea, estuvo dando los últimos retoques.
Por Gustavo Rivas
Por ello, al retirarse los andamios surgió en su plenitud el impacto visual de la obra, que pasa a ser una de las más importantes de la provincia en cuanto a sus dimensiones. Y muy significativa en el mensaje que encierra la secuencia de sus imágenes.
La inauguración dio lugar a un sencillo acto, en el que habló en primer lugar Patricia Watters que tuvo a su cargo el curso de muralismo y la coordinación de la obra. Agradeció al programa Identidad Entrerriana que coordina Alfredo Ibarrola, con cuyo apoyo pudo realizarse el curso de referido, conjuntamente con otro en Concepción del Uruguay. Resaltó la presencia y colaboración de algunos cursantes de la vecina ciudad que se hicieron presentes.
Destacó el trabajo en equipo y cómo cada uno fue aportando ideas durante la obra, que es eminentemente de conjunto. Como fruto de ese curso, se realizó otro mural en calles San Juan y Brasil, lo que incrementó el esfuerzo, por lo que se sumó el oportuno apoyo de la Dirección Municipal de Cultura a cargo de Olguita Lonardi.
Luego habló Aldo Vercelllino, muralista de Chajarí (ciudad que ostenta muy buenos murales) quien explicó el sentido de la obra y finalmente Carlitos Peralta, actual presidente de la Asociación Musical. Aldo fue el único “foraneo” del joven equipo de trabajo que estuvo integrado así: Martín Naeff, Alejandro Lista, Horacio Pereyra, Cristina Ríos (que actualmente visita Méjico, cuna del muralismo), María Laura Parada, Juan Bautista Selva, Susana Cordera, Aldo Vercellino, Marisa Alarcón, Gabriela Alcalá, Ana Ruarte y Eva Barbará.
El imponente mural es una secuencia de imágenes que se inicia sobre calle Rivadavia con una bucólica escena en la que predominan aves con sus nidos y crías, representando la fiesta de la naturaleza. Luego se ve otra en la que predominan elementos de la tecnología que impactan en la vida del hombre y agreden la naturaleza. La secuencia siguiente sugiere que en definitiva todo se resuelve por el arte y finalmente, ya sobre calle Rivadavia, culmina con una de las expresiones de ese arte, cual es la música, que alberga el edificio anfitrión.
Desde ayer Gualeguaychú incorpora un jalón importante en la técnica del muralismo que se va abriendo paso entre nosotros. Y prepara el camino para lo que por ahora es un sueño: el gran mural del Bicentenario.
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